Palabras introductorias

Velia Govaere Vicarioli
Coordinadora OCEX-UNED

Debo agradecer su presencia en este simbólico conversatorio y compartir con ustedes algunas reflexiones estimuladas por las necesidades nacionales a partir de los paradigmas fundacionales de la UNED, que buscan adecuarse a necesidades siempre cambiantes, aprovechando más a fondo las posibilidades que se abren con la sociedad del conocimiento. Ese es el propósito de este evento que reúne a figuras emblemáticas de la vida nacional, personal de gobierno, clase política, sector productivo, academia y sociedad civil.


VGV Taller UNEDEl arquetipo mismo de nuestro imaginario colectivo es el lugar de la educación para alcanzar una cohesión social solidaria fundada en un desarrollo humano y equitativo. Nuestros grandes éxitos han hecho de Costa Rica un paradigma educativo latinoamericano, pero nuestras victorias deben ser siempre contrastadas con nuestros permanentes desafíos. Por eso, una actividad como ésta debe alejarse de la fácil complacencia, buscando, más bien, encontrar y definir los medios, instrumentos y acciones posibles para superar nuestras debilidades.


Quiero, si me es permitido, dirigir mis reflexiones hacia nuestra misión inacabada, partiendo del gran paradigma de nuestra cohesión social amenazada por la creciente desigualdad.


La desigualdad, confesémoslo, se inicia precisamente con el gran diferencial educativo de nuestra población, porque las brechas de ingresos se derivan de forma probada de las diferencias regionales y educativas. También están relacionadas con el abismo que separa la demanda específica de capacidades laborales que reclama nuestro sector productivo y la oferta educativa de nuestras instituciones.


Necesitamos poner un Norte a nuestros propósitos y éste solo puede ser utilizar nuestro capital institucional para aumentar la cobertura educativa, hacer más pertinente nuestra oferta y rescatar a quienes se quedaron fuera del sistema.


Los datos estadísticos no pueden ser más reveladores. Más del 60% de los jóvenes, entre 18 y 30 años, están sin formación que les garantice un empleo de calidad. Se gradúa de secundaria apenas un 38% de los que ingresan a la escuela, y en las zonas de menor desarrollo relativo sobreviven dentro del sistema menos de 2 de cada 10 estudiantes. Tenemos responsabilidades educativas con los adultos que se quedaron sin alguna formación que les permita un empleo digno.


La UNED nació bajo un paradigma equitativo, que se definía y se define como brindar acceso a la educación universitaria a todas aquellas personas con restricciones de trabajo, de distancias, llevando formación a los más recónditos rincones, incluyendo las cárceles, y ofreciendo una respuesta formativa accesible a quienes viven en condiciones económicas difíciles. Se comprende a la UNED como un paradigma de superación de obstáculos físicos, sociales, geográficos y laborales. Ninguna otra universidad tiene el orgullo de ofrecer estudios universitarios a tantos en tantas partes. Tanto más corresponde también a nuestra Alma Mater su responsabilidad en la superación de nuestras brechas.


Si, como motor privilegiado de movilidad social, la educación es decisiva para alcanzar la equidad, nuestro primer desafío es mejorar el acceso a la Educación Universitaria para los más pobres.


Si hace 38 años, educar a distancia fue una idea adelantada a las capacidades tecnológicas de su tiempo, el desafío de hoy es desarrollar a plenitud el potencial institucional de la UNED en el uso de las TICs como instrumento para adecuar la pertinencia de nuestra oferta educativa, enlazando a nuestro personal docente y a nuestro alumnado con redes sociales productivas, dando prioridad a los centros que están en las zonas de menor desarrollo relativo.


Queremos incrementar la contribución de la UNED a la investigación vinculada a las necesidades de la producción nacional. Queremos internacionalizar nuestra oferta educativa, y también enlazarnos con ofertas formativas más allá de nuestras fronteras. Pero no se puede mejorar la educación sin mejorar, en primer lugar a los educadores. Queremos mejorar su formación, introducir una sistemática certificación de nuestras carreras, abrir programas de actualización y creación de capacidades para los docentes.


Arrieros somos y en el camino andamos. Por eso es pertinente que hablemos sin tapujos, pero también que nuestra crítica sea propositiva. A eso los hemos convocado, a ayudarnos a adecuar las prospectivas de esta Alma Mater para alcanzar un nuevo umbral de desarrollo, a partir de las necesidades nacionales. Todo ello, en el contexto de la UNED, partiendo de sus ventajas comparativas, modernizando y mejorando las formas específica de su vocación institucional, en correlación con las necesidades nacionales más sentidas.


Después de esta sucinta contextualización de la actividad a la que hemos sido convocados, quisiera explicar brevemente la metodología de este trascendental Conversatorio entre queridos amigos, preocupados por la UNED, cuya presencia hoy aquí los hace, a partir de ahora, protagonistas de su futuro. Después de una amplia consulta desde la base hasta lo más altos niveles de la UNED, nos hemos puesto de acuerdo en dos grandes temáticas que queremos poner a consideración de ustedes. Estos temas están resumidos en dos preguntas generadoras de discusión. Vamos a hacer una ronda de opiniones generadas por cada pregunta, para la que tendrán cada uno cinco minutos de tiempo máximo de exposición, por cada pregunta. Tendré la descortesía, por la que desde ahora me disculpo, de señalarles a los cuatro minutos el tiempo transcurrido, para que vayan redondeando el cierre. La audiencia calificada que hoy nos acompaña tendrá la oportunidad, al final del conversatorio, de realizar preguntas u observaciones por escrito.